Barreiros, más casas que vecinos

ELPAÍS/Lugo* : Aplacada la euforia constructiva, Barreiros se enfrenta a los próximos comicios a la sombra de urbanizaciones y chalés ya edificados o a medio construir desperdigados por la línea de costa y centenares de apartamentos a la venta. Cuatro años de parálisis urbanística, crisis y paro han hecho mella en el municipio lucense donde se apilan materiales de obra y casetas de promociones inmobiliarias junto a grandes prados de vacas a un paso de la playa de Altar. El alcalde, Alfonso Fuente Parga, del PP, acusado por la fiscalía de prevaricación, aprobó con nota el último examen electoral del 2007 tres meses después de que la Xunta del bipartito le retirase por decreto las competencias urbanísticas por un chorreo descontrolado de licencias para edificar 4.000 viviendas en terrenos sin redes ni servicios. El desmadre de ladrillos no les pasó factura a los populares que contaron 34 votos menos que en 2003 y repitieron con mayoría absoluta. Fuente se examina el 22 de mayo por segunda vez después de muchos atolladeros jurídicos para tratar de desbloquear las 44 licencias para 3.174 pisos que impugnó el bipartito y que ya le han costado a las arcas locales más de 200.000 euros en los últimos dos años, el equivalente al 7% del presupuesto anual que ronda los tres millones de euros.

Lejos de sonrojarse, el regidor popular presume del "potencial residencial" de su localidad y achaca lo ocurrido a una persecución política. "Se dieron las licencias que permitían las normas", se justifica Fuente, que vivió "dos años negros" hasta que el PP retornó a la presidencia de la Xunta en 2009. Los vecinos, en general, no parecen rebelarse contra la invasión cementera de sus costas que únicamente fue cuestionada por una oposición muy minotaria y los ecologistas. En Barreiros casi dan por hecho que Fuente seguirá en la alcaldía.

"La gente se fue acostumbrando", resume una dependienta, resignada ante el paisaje de bloques de cemento entre casas de piedra y labradíos. No todos aplauden el trabajo de la actual corporación y opinan que ha crecido el descontento por un modelo de urbanismo que llenó la costa de pisos vacíos sobre terruños sin saneamiento ni luz levantados por mano de obra foránea.

El candidato nacionalista, Antonio Veiga, se queja amargamente de que las urbanizaciones alteraron la dinámica de un pueblo "que no avanzó nada" y el socialista, Manuel Lens, opina que la parálisis urbanística también se contagió al plano institucional. Ambos lamentan que el alcalde solo atienda "a sus intereses" y descuide los servicios mientras crece el déficit.

"Aquí hubo mucho caciquismo y mucho peto", se despacha un vecino que prefiere el anonimato. Cuenta que algunos empezaron a recriminarle al alcalde que edificase tanto en la parroquia de San Miguel de Reinante, con 777 vecinos, y este contrató a más gente. Lo compara con "la Diputación de Baltar en pequeñito". "El 30% del personal municipal es de allí", apuntan desde la oposición. En pleno verano, entre socorristas y limpieza de playas, la plantilla supera el centenar, admite Fuente.

Xesús Seivane, presidente de la Asociación de Comerciantes de Barreiros (ACIAM) denuncia que las constructoras hicieron "auténticas salvajadas" y arrasaron con hórreos centenarios para edificar "gallineros", como llama a las urbanizaciones que aparecen entre "corredoiras". "Fuimos los primeros en protestar que había que poner orden (luz y agua) antes que las casas, y nos pusieron de malos", cuenta Seivane. "Parecía que todas las leiras eran solares y todos querían jubilarse así: vendiendo las tierras", explica el hostelero.

Ocho kilómetros de costa salpicada de ocho largas playas de arena blanca enlazadas por un paseo marítimo fueron el mejor reclamo turístico para este municipio de 3.203 habitantes y 77 kilómetros cuadrados encallados en A Mariña Oriental, entre Foz y Ribadeo. Barreiros despegó momentáneamente como paraíso urbanístico para los que buscaban una segunda vivienda a orillas del Cantábrico y amagó con ser la pequeña Marbella del norte gallego. En 2007, el municipio recaudó 1,9 millones por licencias de obras, según el portavoz del BNG, y en el centro de Barreiros se contaban "seis o siete" inmobiliarias, de las que solo queda una.

A lo largo de la N-634 a su paso por Barreiros, varias promotoras anuncian sus "últimos pisos" con "acabados de lujo" y abundan los carteles de particulares que anuncian sus fincas y terrenos en venta. De aquella fiebre urbanística quedan ahora por solucionar decenas de conflictos entre vecinos que vendieron o apalabraron sus fincas y promotores que no les pagaron todo. Seivane asegura que son varios los que cobraron una primera señal por los solares donde ahora se levantan centenares de pisos inacabados en calles de tierra sin tuberías, luz o alcantarillas.

Barreiros explotó urbanísticamente en 2006. En un año, el Ayuntamiento dio 71 licencias para 1.826 viviendas de nueva planta. Se amparó en unas normas subsidiarias de 1994 pasando por alto la Lei do Solo. La Xunta suspendió el planeamiento de Barreiros en 2007 e impuso duras restricciones al ladrillo. El Tribunal Superior de Xustiza ha avalado al bipartito frenando el recurso del Ayuntamiento y los promotores, pero la batalla jurídica sigue adelante. El alcalde anuncia que en los "próximos días" se firmará el convenio entre la Xunta, la Diputación de Lugo y el Ayuntamiento que destina 14 millones a legalizar las viviendas y costear las redes y tuberías que tenían que haber hecho los promotores.


* El País - 9.05.11
Foto: Barreiros (Lugo), playa - mma.es

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