Viaje a las ciudades efímeras

ELPAÍS* : En la Puerta del Sol hay lavabos, cocina, salón para las asambleas, lugares para dormir y zona de juego para los niños. Así se han organizado los indignados de Madrid. Ocurre también en Barcelona, Granada o Sevilla. Estas acampadas no aparecen en la exposición Post-it-City, que estos días acoge el Museo de Cádiz, pero podrían haber estado perfectamente porque aquí se resume el fenómeno de las ciudades espontáneas y efímeras. Ocupaciones del espacio público, motivadas por distintas razones, capaces de irse sin dejar rastro y autosuficientes para aparecer y desaparecer. Este concepto fue acuñado por Giovanni La Varra. Llamó Post-it-City a los diferentes modos en los que los seres humanos acaparaban temporalmente calles y plazas para distintas actividades comerciales, lúdicas, sexuales, incluso también, ideológicas, como es ahora el movimiento de los acampados derivados de las protestas de Democracia Real Ya. La Varra llamaba la atención sobre estas concentraciones porque se agrupaban saltándose los "códigos políticos subyacentes al urbanismo".

La exposición que ahora llega a Cádiz, gracias al Consorcio del Bicentenario, Acción Cultural España y la Consejería de Cultura, ha recorrido ya diferentes ciudades españolas y del resto del mundo. Es su primera parada en Andalucía. La muestra es el balance final del proyecto de investigación puesto en marcha para interpretar estas situaciones y conocer sus necesidades. Es un trabajo sobre formas de vida que, según La Varra, fracturan contextos sociales y consolidan formas de reconquistar el espacio público.

El resumen de esta teoría sobre el nuevo urbanismo se sirve de varios ejemplos. Están los refugios improvisados de los más pobres en Tokio, las construcciones de Valparaíso para alimentar perros callejeros, la decoración de los autobuses de Panamá, el cementerio habitado de El Cairo; las casetas de telecomunicaciones de Kinhasa, los jardines comunitarios de Nueva York, el gimnasio levantado bajo la autopista de Sao Paulo, o las pistas de patín en Barcelona. Fotografías e infografías sirven para ilustrar estas ocupaciones del espacio público.

También hay vídeos, como City tellers, que recorre los estilos de vida alternativos de Sao Paulo; o Garde l'Est, que exhibe imágenes de los efectos personales de los inmigrantes afganos en París. La llegada a Cádiz de la muestra es todo un broche de oro al trabajo realizado porque, de hecho, uno de los comisarios, Martí Perán, concibió esta investigación al contemplar cómo las familias gaditanas se apropiaban de la arena de la playa para pasar el día, con mesas y sillas, sombrillas, neveras y un sinfín de actividades como el bingo, los juegos de cartas o el dominó. Esas tertulias y comidas al aire libre forman parte también de una nueva ocupación del espacio público que esta muestra analiza a fondo.

Según el promotor de esta investigación, Giovani La Varra, con Post-it-City se pueden aprender tres cosas. La primera es que estas ocupaciones se levantan con tecnologías pobres, materiales reciclados, residuos, objetos abandonados. Es decir, el camino de una convivencia entre los recursos disponibles pasa por la reactivación de formas tradicionales de construcción. La segunda es que son reversibles y temporales. Una ciudad debe ser capaz de volver a imaginarse a sí misma. Y la tercera es que cada post-it tiene su lenguaje. Su código, sus costumbres, sus formas diversas de dar sentido al espacio son, según La Varra, el horizonte del crecimiento de la ciudad.

El trabajo no ha llegado a tiempo para recoger los asentamientos de los indignados, que ha abierto una nueva vía de debate sobre la propiedad de los espacios públicos y una nueva forma de reivindicar la calle como lugar donde soñar el futuro de todos. La exposición critica los convencionalismos y las ataduras. Porque los ejemplos que pone son muestra de que los seres humanos terminan resistiéndose al espacio público oficial. Es una resistencia a la normalidad.


* El País - 30.05.11
Foto: Post-it-City - economiaurbana

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