«Que se hayan pagado juergas con fulanas con dinero público es impresentable. Pero yo nunca fui consciente de que eso ocurría»

LAVERDAD/Murcia* : Miguel Navarro, exalcalde de Lorca y expresidente de la Asamblea Regional, acaba de ser exculpado del delito de malversación de caudales del que ha estado acusado, durante dos años, en el marco del 'caso Limusa'. El fiscal sostiene que había indicios para considerar que había cargado gastos de comidas personas a las cuentas de la empresa pública de limpieza de Lorca, pero que los hechos han prescrito. Navarro defiende su inocencia y afirma que jamás habría aceptado su exculpación por una mera prescripción. «De ser así, habría ido a juicio para demostrar que siempre actué legalmente», advierte.
-Tras dos años imputado, acaba de ser exculpado. ¿Qué sentimientos alberga ahora mismo?
-Pues alegría, aunque alegría contenida porque han sido meses muy duros. No lo siento por mí, sino por mi familia y mis buenos amigos. Estoy alegre porque confiaba plenamente en mi inocencia y en la justicia, pese a todas las historias que tiene este mundo del derecho penal y que yo, evidentemente, no conocía.

-¿Cómo vivió su detención? ¿Intuía algo?
-Tuve dos avisos de personas distintas. Una me llamó la tarde anterior, sobre las siete y media, y otra un poco después. Me dijeron que a la mañana siguiente se me iba a detener. A partir de ese momento, lo que sentí fue inquietud y me preocupé de ver quién me iba a acompañar al juzgado, qué procedimiento llevaba eso... Yo no sabía de dónde venía la orden de detención. Después he sabido que no fue una decisión del juez de Instrucción número 4 de Lorca, pues sólo pidió que yo fuera puesto a su disposición. El caso es que me detienen y me llevan a un calabozo.
-¿Qué pasa por la cabeza de un hombre que, después de haber sido la segunda autoridad de la Región, está catorce horas en un calabozo? ¿Se desmorona, llora...?
-Evidentemente. Pasa de todo eso y pasan por tu cabeza todas las secuencias de tu vida pública. Pero hay una anécdota genial. Cuando entré como alcalde, me preocupé de colaborar con la Administración central en algunas infraestructuras y los locales del Juzgado número 4 fueron los últimos que gestioné como alcalde. La gerente de Justicia ponía reparos a aquel local porque los detenidos tenían que entrar por la calle y eso podía dar lugar a altercados y les obligaba a pasar ante la prensa. Al ser detenido me acordé de aquello: «Mira que me hicieron esa advertencia y ahora lo estoy sufriendo en mis carnes», me dije.
-Cuando se le ha preguntado en sede judicial por las facturas de restaurantes que cargó a las cuentas de Limusa, ¿qué ha respondido?
-A mí sólo se me ha preguntado una vez por esas facturas, que fue la noche del 26 de mayo, cuando su señoría, Sergio Romero, me dice que hay unas facturas de dudosa oficialidad. Yo pregunto cuáles son y de qué año. Me dice que van desde 2003 a 2007, y yo contesto que las de 2007 me extraña que sean mías, porque dejé de ser alcalde en julio de 2006. Entonces me dice que la mayoría son de 2003 y 2004. Hago memoria y le digo que, efectivamente, en 2003 sí di un paquete de facturas, cuyo número no recordaba, al gerente de Limusa y que días después me subió el dinero en un sobre. Serían unos 3.000 euros.
-¿En qué se había gastado esos 3.000 euros?
-En comidas. Su Señoría me dice que algunas de esas comidas se habían celebrado en sábado y domingo y yo le digo que fui alcalde las 24 horas del día y los 365 días del año. Aunque admito que puedo haber cometido el error de haber incluido la factura de alguna comida familiar.
-¿Comprobó más tarde que realmente había cometido ese error?
-Alguna pudo haber. Había un par de facturas que sí se cargaron a Limusa por error. Pero también he encontrado otras que había pagado yo y que eran por comidas de trabajo.
-¿Cada una de esas facturas se correspondía con una comida? ¿O se utilizaron para encubrir otros asuntos, como una posible financiación campañas electorales?
-Nada. En absoluto. Eran comidas. Y detrás llevaban una anotación del gerente de Limusa que decía: «Atenciones Presidente». Pero era la fórmula que utilizaba en comidas en las que incluso yo no había participado. Son todas ellas facturas de comidas; nunca para justificar una financiación ilegal de una campaña electoral.
-Lo que no se entiende es por qué comidas de trabajo del alcalde de Lorca se cargan a las cuentas de la empresa pública de limpieza...
-Pues porque tendrían quizás que ver con proyectos de Limusa: la implantación del parking de San Vicente, contenedores en carriles, reuniones con vecinos...
-¿Es que no tenía usted una partida presupuestaria en la Alcaldía para esos gastos?
-Sí, pero si la comida estaba motivada por un asunto de Limusa, se cargaba a esa empresa.
-Explicaciones al margen, la conclusión que ha quedado en la sociedad sobre este asunto es que algunos políticos de Lorca eran unos triperos y que estaban cargando sus juergas y comidas familiares a las cuentas públicas.
-Yo eso no lo puedo evitar. Una cosa es la realidad de los hechos y otra lo que pueda parecer. Llevamos dos años de investigación y yo estoy en el kilómetro de salida. Mucho mejor que eso, porque ahora se me han retirado los cargos.
-A los veinte minutos de haber sido usted detenido, una emisora de Madrid ya estaba dando la noticia. ¿Cómo valora ese hecho?
-No le encuentro mucha explicación. Si me pregunta por mi intuición, le diría que quien me detiene es la Policía. Quizás salió de la Policía.
-¿Cree que lo filtró Interior? ¿Que había interés es filtrarlo?
-No lo sé. La Policía es la que tiene la información y ella la administró.
-Volvamos a Limusa. ¿Le parece a usted de recibo que una empresa pública de limpieza haya estado pagando viajes, comidas particulares, entradas a partidos de Copa de Europa, orgías en prostíbulos... y que nadie fiscalice eso y que haya estado ocurriendo durante años?
-Yo era presidente del Consejo de Administración, allí se presentaban las cuentas y los presupuestos, se aprobaban por la asamblea general, se auditaban por una empresa externa, pasaban el control de la Intervención Municipal y de la Secretaría General, el control del Tribunal de Cuentas... y en mi época nadie hizo, nunca, una advertencia de posible ilegalidad o irregularidad. La oposición incluso felicitaba al gerente por su buen trabajo. Y los viajes siempre tenían un motivo y a veces eran un mandado de Pleno. Aunque yo nunca viajé con Limusa...
-Veamos... ¿Cómo cree que se va a detectar un mal uso de los fondos si quienes tenían que controlarlo, como el interventor o el consejero delegado, estaban supuestamente disfrutando de esos usos irregulares? Es que todo parece indicar que Gil Eguino había convertido Limusa en su cortijo, que hacía el uso que le apetecía de los fondos, incluso pagando a su hija la carrera en una universidad privada, y que nadie lo fiscalizaba porque, quien más y quien menos, tenían alguna razón para callar.
-Bueno, eso de la universidad privada... Es verdad que fue así, pero estaba recogido en el convenio...
-Disculpe, pero una cosa es que haya ayudas para los estudios de los hijos y otra pagar miles de euros anuales por una universidad privada.
-No lo digo con afán de discusión, pero incluso eso lo recogía el convenio.
-Además de a la hija del gerente Gil Eguino, ¿a cuántos otros hijos de trabajadores de Limusa se les ha pagado una universidad privada?
-A ninguno. A ninguno.
-¿Usted era consciente de que Gil Eguino estaba cargando a Limusa la carrera de su hija?
-Personalmente, no lo sabía.
-¿Y lo hubiera aprobado?
-No. Lo que sí le digo es que mi compañero Bartolomé Soler actuó como un pardillo, como él mismo ha reconocido, al firmar un documento. Y puede justificar todas las facturas que se le imputan. Pero ha sido condenado por firmar un documento.
-Un documento falso, que sirvió para dar apariencia de legalidad a las irregularidades que se estaban cometiendo...
-Exactamente. Eso fue, incluso, ya en 2007, cuando Soler era diputado. Pero le voy a decir más: yo dejo de ser alcalde en junio de 2006 y las gratificaciones, los gastos, las cuentas..., todo sigue igual hasta 2009. Nadie era consciente de todo eso. Pero es que Limusa funcionaba bien. Incluso le dieron la 'Escoba de Oro' y premios de ese tipo.
-Imagino que se está refiriendo a que la empresa recogía bien la basura en las calles, y no a cómo gestionaba el dinero público...
-Por supuesto. Después he visto que eso no estaba bien. Pero entonces no había ningún indicio de hechos que no eran regulares y que yo hubiera condenado sin ninguna duda.
-Al margen de su responsabilidad penal, que ya es cero, o política, que ya no se le puede exigir, ¿no le da vergüenza que esas cosas pasaran durante su mandato? ¿Que se llegaran a pagar juergas con fulanas con dinero público?
-Evidentemente. Eso es absolutamente impresentable y a cualquier responsable público le causaría estupor.
-¿A qué se ha dedicado este tiempo?
-Me he apartado de todo acto público. Me he dedicado a trabajar en la implantación de una fábrica de acabado de curtidos en Lorca, y soy accionista de otra empresa de curtidos, en la que he tenido una nómina. Para el 1 de septiembre he pedido el reingreso en el colegio, porque soy maestro de escuela. Estos dos años, mi vida ha sido trabajar en la empresa, viajar a varios países por ese proyecto empresarial y jugar a dominó.
-¿Qué lección ha aprendido?
-Que la amistad es algo que perdura en cualquier situación.
-¿Ha tenido alguna vez que bajar la cabeza por este asunto?
-He tenido que hacer de tripas corazón. Siendo alcalde se hace algún enemigo y hay quien ahora ha querido pasarme la factura pendiente.


* La Verdad - 26.06.11
Foto: Lorca (Murcia) - lorca.es

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