Badajoz.- Casas abandonadas desde hace 14 años

HOY* : La zona supone un foco de insalubridad e inseguridad que contrasta con la imagen impoluta que muestra el paseo del Rivillas.
La riada ocasionada en 1997 por el desbordamiento del arroyo Rivillas, junto con el imprevisto aumento de cauce del Calamón, se saldó con la muerte de 21 personas en la capital pacense. La tragedia también dejó a multitud de damnificados, quienes perdieron todos los bienes materiales que la inundación encontró a su paso. Actualmente solo quedan recuerdos del siniestro y más de diez casas abandonadas situadas en las calles José María Giles Ontiveros y Prudencio Conde Riballo , en las inmediaciones del paseo del Rivillas.
La asociación de vecinos de Pardaleras lleva 14 años a la espera de que el Ayuntamiento decida rehabilitar «una de las zonas más asoladas por la catástrofe». Juan José Martín, presidente de la asociación, envió hace unos días una petición al Consistorio solicitando entrevistarse personalmente con el Concejal de Urbanismo. No obstante, esta no es la primera vez que los vecinos recurren al Ayuntamiento para trata de solventar la problemática.

En una primera instancia los habitantes de la barriada reclamaron el tapiado de la entrada de las viviendas con el fin de prevenir la entrada de «delincuentes y drogodependientes». Hace tan solo seis meses, los propietarios de las viviendas derruidas aceptaron cercar las fachadas.
Al día de hoy, el conflicto persiste y los residentes de la zona no cesan de reivindicar el derribo de unas ruinas que fomentan un foco de inseguridad e insalubridad. Los escombros se amontonan entre los desperdicios que se arrastran por una explanada abandonada «que a nadie le interesa restaurar», comenta uno de los afectados.
Según indica Juan José, el problema radica en la negociación inexistente entre el Ayuntamiento y los titulares de las casas deshabitadas. «Éstos no quieren perder sus propiedades sin asegurarse de que recibirán una oferta económica adecuada».
Mientras tanto, la imagen del parque fluvial del Rivillas contrasta con el deterioro y abandono de una de las márgenes del arroyo. «El paseo es una zona verde cubierta de vegetación y vitalidad, pero si lanzas la mirada hacia el fondo, ves unas casas derruidas que ensucian el aspecto de la zona».
El presidente asegura que la parte arrinconada de la barriada está considerada por el Ayuntamiento como una potencial 'espacio de uso público'. «En el plan general de urbanismo se garantiza la construcción de instalaciones polideportivas y zonas verdes constituidas por parques y jardines».
Hasta ahora, el proyecto sigue aparcado, mientras que los vecinos continúan con su lucha personal para conseguir el acondicionamiento del descampado. Por este motivo, el colectivo vecinal no entiende que se edificaran nuevas viviendas sin derribar las anteriores.
«Las casas abandonadas traen consigo multitud de problemas», manifiestan los vecinos de Pardaleras al referirse al conflicto que supone conservar unas viviendas que solo sirven de cobijo par albergar a «toxicómanos».
José Núñez suele pasear diariamente con su cachorro por la planicie abandonada. Este vecino considera que «es peligroso acercarse a un núcleo de drogas y conflictos dentro del barrio». Una de las vecinas perjudicadas cuenta, con tono de crispación, que desde su ventana observa cómo «los toxicómanos entran en las viviendas a plena luz del día», y asegura que «hacen de todo menos dormir».
La unión hace la fuerza
Antonio Rodríguez considera que los drogadictos también van allí en busca de chatarra para venderla posteriormente. En algunas ocasiones, incluso, «han prendido fuego a los desperdicios y despojos retenidos entre los escombros».
Ángel Falcón regenta el único negocio que se mantiene abierto en medio de la fila de viviendas marginadas. Su peluquería lleva en funcionamiento desde 1991 y admite que «tras la inundación del Rivillas ha perdido un 50% de clientela y ha sufrido varios robos».
Sin duda, un panorama desalentador que une a los vecinos ante una situación que ellos mismos valoran y describen como «'dejada de la mano de Dios'».


* Hoy - NURIA MARCOS | BADAJOZ - 20.08.11
Foto: Badajoz, ayuntamiento - extremadura

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