Murcia.- Pelotazos del caso Umbra

LAOPINIÓN/Murcia : Alberto Guerra, su esposa y el abogado Higinio Pérez Mateos consiguieron elevar el precio de una parcela de 57.000 euros hasta doce millones de euros.
­El diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) recogerá en su próxima edición un término que arraigó en los ochenta en España y, tras unos años muerto, resurgió en el 2000. Pelotazo. La RAE le ha hecho un hueco definiéndolo como operación económica que produce una gran ganancia fácil y rápida.
En el sumario del caso Umbra, el fiscal plasma varios ejemplos de pelotazos urbanísticos que nada tienen que envidiar a los de los años ochenta.
El matrimonio Alberto Guerra (exdirector de la Gerencia de Urbanismo) e Isabel Fernández Guerras junto con el de Higinio Pérez Marín y su mujer, –los tres primeros imputados en el caso Umbra– llevaron a cabo varias operaciones fáciles y con amplias ganancias.
La más destacable se produjo en 2005, con la finca denominada por el fiscal en su sumario como 1887. Cuenta el fiscal que Higinio Pérez Mateos compró dos tercios de este terreno por 38.064 euros más gastos. Vendió una parte a la mujer de Guerra por algo menos de veinte mil euros. De esta forma, el pastel se lo repartieron entre una empresa denominada Nuevo Raal, el matrimonio Guerra y Pérez Guerra, aunque la primera propietaria acabó vendiendo su parte a los imputados en el Umbra.

En total, 57.096 euros abonaron por los terrenos, con una cláusula advirtiendo de que si se recalificaban antes de 2007, los propietarios tendrían que abonarle 480.809 euros a Nuevo Raal. Y, efectivamente, en unos meses, la finca se convirtió en una joya, porque los promotores de Ulea Golf Resort le habían echado el ojo para levantar parte de su complejo residencial. Higinio y el matrimonio Guerra, dieron un pelotazo urbanístico. Vendieron la finca 1887 por dos millones de euros tan sólo unos meses después de adquirirla por 57.000. Su valor se multiplicó por 35. El fiscal calcula que se embolsaron más de un millón de euros, porque del dinero que recibieron tuvieron que restar el medio ´kilo´ que se habían comprometido a pagar a Nuevo Raal. El pelotazo fue in crescendo, porque solo cinco días después de que ellos vendieran la finca, la empresa que la había comprado por dos millones de euros vendió la mitad de los terrenos por doce millones.

Higinio continuó –según el fiscal– ideando pelotazos urbanísticos, y compró terrenos en El Esparragal, Javalí Viejo y en fincas de monte en espacios naturales, «en lo que parece el embrión de un futuro sector urbanizable en el que es necesario la previa aprobación de la Gerencia de Urbanismo que dirige Alberto Guerra», su amigo y socio en los negocios urbanísticos, concluye el fiscal.

El presunto cohecho de Guerra
El fiscal anticorrupción acusa de cometer –además de la prevaricación– un delito de cohecho a Alberto Guerra. Detalla el fiscal al explicar esta imputación que Alberto Guerra, director del Servicio de Planeamiento en esa fecha, compró a mitad de precio una parcela a una promotora justo el día antes de que esta empresa presentara una solicitud para firmar un convenio urbanístico a la misma sección del Ayuntamiento en que el imputado trabajaba.

Los trámites se realizaron en 2006, y la parcela en la urbanización Casa del Aire contaba con más de mil metros cuadrados de superficie.


* La Opinión Murcia - 25.1.12
Foto: ayuntamiento Murcia

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